Su familia decidió que en lugar de exponer su cuerpo en un ataúd, lo harían con el cadáver sentado, con un cigarro en la mano y los ojos abiertos.
Fernando de Jesus Díaz falleció esta semana como consecuencia de la criminalidad en Puerto Rico, y su familia quiso que su último adiós fuera sentado en una silla con un cigarrillo en la mano y los ojos abiertos.
El jóven se llamaba Fernando De Jesús y perdió la vida al recibir 15 impactos de bala en la Villa Carolina en San Juan, Puerto Rico.
Los familiares decidieron velarlo con los ojos abiertos para recordarlo como era.
Aunque ha llamado la atención de medios de comunicación de todas partes del mundo por ser algo poco usual, no es la primera vez que esta funeraria ha complacido los pedidos extraños de sus clientes. El primero fue en el año 2009 y fue denominado por la prensa como el ‘muerto parao’, ya que el cadaver estaba parado en una esquina de su casa. El jóven había pedido que lo velaran así como si estuviera en medio de una fiesta.
Desde la funeraria aseguran que el proceso de embalsamar el cadáver sufre algunas modificaciones para que los cuerpos se puedan colocar en estas posiciones.